Arivka Schmuskovits, de 70 años, le dicen Becky. Una tarde de 2018 le sonó el teléfono. Ella siempre estaba atenta. Del otro lado de la línea se encontraba Silvio Shuster, su marido desde los 18 años. Con un tono algo preocupado él le dijo: “Me bajé de la combi y no sé dónde estoy”. Ella